-Personal-
Multimedia and acrylic mirror pieces, 2022-2023.
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1
Para Lucía.
Un tiempo presente se desenvuelve ante nosotros en extrema lentitud.
El tiempo carece de eventualidad.
Allí, lo único evidente es Villi.
Villi es un ser que encontramos impasible
inmerso en descoloradas montañas.
Su quietud puede leerse como una espera en alerta –algo se aproxima-.
De lejos, un murmullo reverbera, grave y profundo.
Acercándose, un ruido granulado gusta cosquillear nuestra piel.
El video muestra una existencia absorta por un aparente suspenso.
La impronta del suspenso es como la absorbente incomodidad de una palabra en la punta de la lengua.
Es decir, la llegada se anuncia primero como sensación, antes que como palabra.
Prestar atención a la gramática sensorial por medio la cual el suspenso se expresa abre un umbral de posibilidades entre contrarios. Entre lo que es movimiento y quietud; entre lo sensorio, pero también imperceptible; en intimidad con cierta mezcla de apatía; en la intensidad que a su vez es gran vacío; entre presencia y desolación; en un estado de naturalidad más de extrañeza; de centrado y dispersión; y de efimeridad que se transforma en permanencia.
2
Villi ahonda en su propia imperceptibilidad como cuerpo. Su figura se camufla parcialmente con unos espejos de formas extrañas, perdidos entre las manchas de luz y sombra. Villi actúa como una superficie perspicaz que trae al primer plano lo que de otro modo es incidental. Invierte jerarquías de percepción.
Sobre su cuerpo-como-fondo,
los destellos del día diseminan una luz cegadora.
Mínimo movimiento que ejerce en tal sosiego se transforma en efecto.
Al magnificar las expresiones sutiles de los ambientes,
un sonido atmosférico va in crescendo.
La combinación de atmósfera sonora y espejos deviene en una ligera oscilación de efectos
de centro a ejes, de ejes a centro
Situado en el centro de la imagen, Villi se balancea. Ese leve balanceo es un ejercicio activo que coreografía el entorno. Evidencia un esfuerzo de enfoque y de expansión.
De centro a ejes, de ejes a centro.
Me recuerda al esfuerzo con el que entrenamos en el ballet para lograr equilibrarnos en una postura.
Me he preguntado cómo surgió la necesidad humana no solo de movernos, sino también de quietud física,
de permanecer en posturas, como otro arte del baile. Con esta pregunta, estoy certera de que este video es una traducción contemporánea de la sensibilidad y forma de pensamiento que se adquieren no tanto al mirar el ballet, sino que al entrenarlo.
Villi surge de la conciencia en carne propia del movimiento interior del cuerpo. En el ballet clásico, las bailarinas permanecen en una misma postura por instantes; instantes que se hacen aún más eternos en el género romántico. Al sostenerse en sus posturas con delicadeza y precisión, ellas dan cuerpo y materia a una existencia y mundo muy particular. Crean un efecto de vacío, el mismo que Villi impone.
El alargamiento del tiempo que logra el cuerpo de bailarinas vence la gravedad. Nos elevan hacia un mundo etéreo con elementos fantásticos.
No obstante,
A la vez que las bailarinas utilizan la gestualidad de sus brazos para transformarse en míticos seres, su mirada es esquiva. La fantasía la tiñe un tono existencial y sombrío. Algo sucede que no es legible para el público. En las miradas sueltas de las bailarinas se asoman fantasmas de otros mundos. Ellas están aquí-pero-allá.
Entre un aquí –presente, fantasioso e íntimo- y un allá –resistente a nuestra intromisión-.
Esto se traduce en el video como la relación entre el efecto mágico de la luz y el rechazo / oclusión consecuencia de esa misma magia. Durante el video, la cámara avanza, constante, hacia Villi. La proximidad se acrecienta; la distancia se hace íntima y exalta los sentidos. La cercanía cambia la cualidad del sonido. El murmullo se matiza con pixeles veloces y agudos. Ocurre un cambio de frecuencia, no obstante respecto al cual Villi continúa, por un lado,
taciturno.
La magnitud de lo sutil, la magia que posibilita, se tensiona con ecuanimidad de su parte.
Nada lo perturba.
Por otro lado,
furtivo.
Hay un tipo de secreto que nunca revela.
Lo que se mantiene íntimo y propio de Villi es lo que nos mantiene en suspenso.
Envueltos por el vacío donde todo es profundamente sensorio, es entonces la manera en que Villi nos entrega como observadores a la melancolía. Entramos en un estado hiper sensible, dentro del cual la existencia es tanto difusa, en el sentido en que su secreto se revela muy lento, así como intensa y maravillosa.
3
Esto texto me lo imaginé primeramente como una carta. Y es que cuando Lucía me invitó a escribir sobre “Villi” sentí un pasado bailar dentro mío –un pasado algo distante en tiempo, pero cargado de afecto-. Fue una invitación a conectar con mi propia melancolía.
Más allá, lo importante que quisiera mencionar es que tanto Lucía como mi persona bailábamos. Ambas crecimos bailando ballet y por cosas de la vida, dejamos de bailar o más bien, el ballet se vino a manifestar en nuevos medios. Entonces, cuando Lucía me habló para que escribiera este texto, capté una búsqueda mutua de complicidad. Un guiño por estar y compartir ese sentir y entendimiento del baile que en ambas habita.
Así, este texto se desenlazó como apreciación del mundo introspectiva y expresivo que Villi crea.
Para una atenta percepción de todo, lo minúsculo y lo inmenso, lo presente y lo otro.
A esa existencia que Villi le baila y yo le escribo.
Credits:
Text by: Sofía Villena Araya.
Still photography: Daniela Campos Araya
Videography: Cristóbal Serrá Jorquera
Assistance: Pedro Cordero
Music track: Ovsicori